domingo, 21 de diciembre de 2008

Al calor del fuego


Aquella noche tres peones se calentaban tomando grapa alrededor del fuego en el que asaban unos peludos para matarse el hambre, estaban al reparo de la pared del cementerio y hablaban de cosas del trabajo, arados, siembra, cosecha, el patrón, la mujer del patrón y como se paseaba entre la peonada con la blusa medio abierta, reían con las bocas llenas de la carne de aquellos pequeños animales mientras competían por quien inventaba la mejor historia sexual con aquella mujer.
El ruido de pasos entre la maleza los hizo callar, vieron una silueta larga y desgarbada que se acercaba con una leve renguera, ya con la luz del fuego como aliada pudieron ver a un anciano de barba y aspecto bonachón.
_Buenas noches amigos_ Dijo el hombre con una amplia sonrisa.
_Buenas._Respondieron los tres al mismo tiempo.
_Tá` fresca la noche._ comentó el anciano.
_Arrímese amigo, hay grapa y peludo para uno más_ ofreció el más joven de los hombres.
_No gracias, estoy trabajando._ se excusó el viejo.
_¿Trabajando por estas horas?_Dijeron al unísono extrañados.
_Soy el cuidador del cementerio.
_Ahh, pero si no se le va a escapar ninguno._ Dijo nuevamente el más joven haciendo que todos rieran.
_En eso tiene razón mi´jito, le voy a aceptar un trago de grapa, el peludo lo dejo pasar porque odio esos bichos._respondió el viejo.
_Pero si está riquísimo Don, entrelé no más_ dijo otro de los hombres.
_No es el sabor lo que odio de esos bichos sino otra cosa y por eso venía a darles las gracias por comérselos.
_Gracias por qué._ preguntaron los tres.
_Es que hacen cuevas y se mandan por debajo de la tapia del cementerio. Rompen los ataúdes para comerse a los muertos. Son un verdadero dolor de cabeza.

Nuevo mundo


Toda la población mundial estaba pendiente de esta misión; por primera vez nos acercábamos a un planeta al que sabíamos habitado con una especie inteligente. Esta empresa requirió mucho esfuerzo, pero lo logramos.
Rememoro cuantos fueron los avances necesarios para este viaje: romper el límite físico de la velocidad de la luz, el diseño de nuevos materiales, nuevos alimentos, el revolucionario sistema de navegación. Científicos de todo el planeta trabajaron incansablemente en esta nave.
Los más renombrados expertos me prepararon durante mucho tiempo para poder resolver cualquier problema comunicacional con una especie desconocida, por supuesto antes de cualquier contacto habría una etapa de investigación, pondría mi nave en orbita y tomaría imágenes, intentaría captar cualquier señal de un posible sistema de comunicación para saber más de la vida en el planeta.
Fue increíble descubrir que en el nuevo planeta toda la vida inteligente se desarrollaba en un océano, no había indicios de alguna fuente activa de energía termoeléctrica, atómica, eólica, ni de ningún otro tipo, todo estaba en ruinas, era un mundo “apagado” y no necesitaba ser de otro modo, los seres que habitaban en el agua podían prescindir de todo aquello.
Dialogar con ellos fue revelador, me relataron que las ruinas que se observaban en suelo firme pertenecían a una especie que dominó el planeta hace mucho tiempo y extinta por propia mano. La misma que les puso el nombre con que se hacen llamar, no sé como escribirlo pero suena como… “dolphinis” o “dulfinis”.

martes, 16 de diciembre de 2008

Una historia repetida



Todos los años con la llegada de los primeros fríos también llegan los primeros casos de asfixia con monóxido de carbono. Es increíble que en el siglo XXI todavía tengamos muertes por esta causa, es increíble que todavía alguien no tenga más opciones que las de calentarse con un brasero.
¿Por qué son tan mortales los braseros?, la respuesta está, obviamente, en el monóxido de carbono (CO) que desprenden cuando la cantidad de aire ambiental es insuficiente para que se produzca una adecuada combustión.


2C+3O2+2H→2CO2+2H2O
(Combustión con cantidad de aire suficiente)

C+O2+2H→ CO+H2O
(Combustión incompleta con cantidad de aire insuficiente)



Este gas no produce una típica asfixia por sofocación, produce una asfixia a “nivel sanguíneo”, esto es: los glóbulos rojos utilizan un compuesto llamado hemoglobina para transportar el oxigeno por nuestro cuerpo, ahora bien, el monóxido de carbono tiene una mayor “afinidad” química con la hemoglobina que el oxigeno, ergo le “gana de mano”, ocupa el espacio que debía ocupar el oxigeno, lo hace de manera irreversible y se produce la muerte.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Una mañana cualquiera


Los rayos del sol se filtraban entre las varillas de la persiana e incidían directamente en los ojos de Noelia que, poco a poco, se abrían para dejar atrás una plácida noche de sueño. Estaba orgullosa de no depender de nadie que la despertara, miraba desde la cama, como todas las mañanas, esos “hilitos” suspendidos en el aire que sólo lograba ver en ese momento del día y, desde ese lugar, se preguntaba por qué nunca caían, pero ¿qué sabe una niña de ocho años sobre “movimiento browniano”?, para ella el aire hacía malabares con el polvo... y eso era todo.
Entre bostezos se calzó sus pantuflas azules y acudió todavía en camisón al llamado de su mamá que ya le tenía listo el desayuno, con esas tostadas que derretían la manteca que se les untaba, le dio ese beso tierno y cotidiano en agradecimiento por el manjar; era el inicio del ritual de prepararse para ir a la escuela.
Salió de casa igual que siempre, con su delantal blanco lleno de “tablitas” y las colitas atadas con cinta azul, era un día radiante y sabía que esto le iba a hacer muy difícil la tarea de resistir la diaria tentación; esa bifurcación en el camino hacia la escuela que la llevaba al bosque que siempre quiso conocer y al que nunca la llevaron y ese día… se dejó tentar.
Se encaminó con su bicicleta y llegó muy profundo dentro del bosque para luego abandonarla a un costado, fue hasta un lugar en el que sin dudas vivirían las hadas que buscaba encontrar. Caminó por el claro que halló para intimar con su nuevo “mundo”, lo recorrió palmo a palmo, estaba maravillada por tanta belleza, mariposas, setas, colibríes, árboles verdes en toda la gama. Comenzó a girar entre risas con los brazos extendidos tan rápido como podía, parecía no bastarle con apreciar el paisaje tal cual era, quería absorberlo, unirlo a sí misma de alguna forma, estaba extasiada, como en medio de una experiencia mística, sentía que su alma se contactaba con el espíritu del bosque.
De pronto, mientras giraba, notó que sus dedos se estiraban y torcían convirtiéndose en delgadas ramas y que la transformación se extendía por sus miembros, pero extrañamente no sentía miedo, sentía que su metamorfosis era tan natural como la de una oruga al volverse mariposa, y luego vio sus pies enterrarse en el suelo y su cabello levantarse sobre su cabeza y convertirse en pétalos blancos que la envolvieron en un capullo, pronto era una rosa en medio de un paraje que le servía de marco, ya no la limitaba un cuerpo, era parte de un todo, estaba en comunión con la tierra que le servia de sustento, con el agua que corría por sus raíces, con el aire que la mecía, hablaba el químico lenguaje de sus hermanos árboles, le contaban en segundos, secretos transmitidos de generación en generación que llevaría una vida narrar con palabras y algunos otros que no se entenderían valiéndonos de ellas. Encontró respuestas a todas las paradojas, al misterio de la vida, a la existencia de Dios y del amor, trascendió en un instante a los dogmas, a la filosofía, a las religiones y a la ciencia.
Despertó cuando escuchó a su mamá decirle que se apurara, que se le hacía tarde para ir a la escuela, que hacía rato el desayuno estaba listo, eso, y que ahora sabía que el aire no hace simplemente malabares con el polvo, fue la única diferencia con una mañana cualquiera.

Desnudeces


Hay desnudeces de toda especie,
las hay voluptuosas, arrogantes;
de esas que motivan,
a cualquier amante.
Hay desnudeces delirantes,
de esas que embriagan las manos,
confunden los sentidos,
la vista con el tacto,
el olfato con el oído.
Las hay tranquilas, placenteras,
de esas que como un lago,
descansa el recorrerlas.
Hay desnudeces prohibidas,
esas que nos asaltan,
cuando las novias,
nos presentan sus amigas.
Las hay también violentas,
esas que es mejor lograrlas,
a jalones y con los dientes,
pero también está la tuya,
la que no cambio por ninguna,
porque es voluptuosa, sin ser grosera;
porque es delirante, sin desorientarme;
porque es tranquila, sin ser aburrida;
porque es prohibida, sin ser ajena;
porque es violenta, sin ser forzada;
y por sobre todo...
porque no solo es tuya, sino mía.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Una niñez feliz


Juego a la ronda con unos veinte niños más; el sol brilla sobre la pradera; la mañana es primaveral y el viento sopla lo necesario como para que los barriletes cubran el cielo; se escucha a los pájaros y el murmullo del arroyo mezclarse con nuestras risas. Veo otros tantos niños corriendo y andando en bicicletas; un grupo de niñas corre mariposas en una lomada cubierta de lavandas; padres y abuelos juegan felices con hijos y nietos.
Mi padre está conmigo, me abraza tiernamente, su sonrisa me da toda la seguridad del mundo, pero eso no es todo; desde su camioneta salta un hermoso “golden retriever”; mi regalo de cumpleaños.
-Dígame doctor –dijo uno de los médicos que lo observaban -¿no hay manera de tener aunque se a una idea de lo que puede estar pasando por su mente?
-La droga es experimental, pero a juzgar por su actividad cerebral está inmerso en una fantasía placentera que reemplazará su memoria de largo plazo –respondió el médico con una sonrisa y agregó. –por lo que sabemos de la historia del recluso, su padre lo sometía a constantes abusos, que sumado a una niñez solitaria y llena de privaciones lo convirtieron finalmente en un infanticida serial. –guardaron silencio por un momento observándolo acostado en aquella cama entre muchas otras camas y quien hablaba agregó –quizá si cambiamos su pasado transformemos su futuro. –y se alejaron hasta perderse de vista del prisionero 272.

Realidades



Caminaba de un lado al otro del recinto, se encontraba en la parte central de su exposición.
¿Qué pasaría si fuéramos parte de un universo inmensamente mayor al que conocemos?- Decía, enfáticamente -Puede ser que en este mismo momento a nuestro alrededor se estén dando acontecimientos fuera de nuestro control, cosas tan sobre dimensionadas que no podamos verlas, imaginen si no fuéramos en realidad la especie más evolucionada, si existieran seres superiores a nosotros.
Sus alumnos lo miraban con evidente escepticismo, entendían perfectamente el concepto, pero lo creían improbable, el mundo era lo que ellos conocían, todo lo demás era una mera concepción filosófica, la realidad era individuos trabajando todos los días, divididos por clases sociales de las cuales es imposible escapar. Lo que oían era para ellos un lujo que se daban los intelectuales, el escape a una realidad que golpeaba con crudeza.
Es lógico pensar y sólo como una muy descabellada hipótesis -dijo uno de los alumnos en actitud desafiante- que si existiera tal especie intentaría esclavizarnos abiertamente, ¿qué los detendría en conseguir tal beneficio?
Es que quizá ya lo estén haciendo e inclusive somos tan limitados que ni eso somos capaces de advertir. –dijo el profesor extendiéndose en lo que a sus oyentes ya les parecía un verdadero disparate.
Profesor, ¿no le parece que ya sobrepasó los límites del sentido común?- interrumpió una alumna. -una cosa es gozar de un ejercicio intelectual imaginándonos parte de un mundo que desconocemos en su totalidad, inclusive puedo hacer el esfuerzo de imaginar tales seres superiores, pero otra muy distinta es considerar posible que nos estén explotando sin que lo advirtiéramos, me parece que ya es como demasiado.
Bueno –dijo el profesor bastante ofuscado- la clase ha terminado, es obvio que hoy no tienen ganas de pensar, espero que mañana estén más predispuestos y sean un poco menos negativos. Recuerden que no todo en la vida es acarrear polen.

Fin

martes, 11 de noviembre de 2008

Entre el cielo y el infierno


Esta historia me la contó un querido profesor, la comparto porque ha marcado el rumbo de mi vida.




Un hombre despierta para descubrir que ya no se encuentra en su cama, está en medio de un pasillo que en sus extremos termina en una puerta, frente a él se encuentra sentado en un banco un viejo, que lo mira con una sonrisa.


-¿Donde estoy?- pregunta extrañado.


-Estás muerto, moriste mientras dormias y este es el purgatorio.- responde el anciano con tranquilidad.


El hombre mira para todos lados tratando de salir de su asombro y pregunta.


-¿y... donde está el infierno?

- Detrás de aquella puerta - responde el anciano señalando el extremo izquierdo del pasillo.


El hombre se pone de pie y camina hacia la puerta que tenía un vidrio para permitir ver a través de ella. Lo que ve lo horroriza; el infierno es solo una habitación blanca con una larga mesa en el centro, a su alrededor un grupo de personas intentaba desesperadamente comer de una guisera (cuyo contenido se veía delicioso) valiéndose de sendos cucharones, se los impedía el hecho de que las asas estaban adheridas a lo largo de los brazos que las portaban haciendo imposible flexionarlos. El hombre volvió espantado hacia donde estaba el viejo, imaginaba el sufrimiento de padecer hambre eternamente y rogaba que no le tocara en suerte.

El viejo lo miraba regresar con la misma expresión con la que volvían todos sus anteriores visitantes.


-¿Donde está el cielo? preguntó el hombre.


Por contestación recibió una indicación con el dedo señalando una puerta idéntica en el otro extremo del pasillo.

Esperanzado el hombre caminó hacia la puerta solo para encontrarse con idéntico panorama al ofrecido por el infierno; la misma habitación blanca, la misma mesa, la misma guisera y los mismos cucharones fijados a los brazos de la misma manera. La única diferencia... estas personas se daban de comer unos a otros.


LA DIFERENCIA ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO ES SOLO UNA CUESTION DE ACTITUD.